Entrando a la Mente Universal, a la Mente de Dios, quebrando las barreras de espacio y tiempo.

Triunfo del raciocinio y el espíritu humano.

El concepto de la intermodulación o del "entretejido de señales" es algo que observamos hasta en una simple cuerda que atada en un extremo agitamos desde el otro.


Experimentamos a Dios sin necesidad de ningún proceso racional,

no obstante,

no podremos llegar a Él,

es decir,​ no podremos entender a Dios, 

a menos que sea por un proceso racional en armonía con el proceso por el que Dios se define y se rige a sí mismo


El control de desarrollo de consciencia en armonía con el proceso ORIGEN, con Dios, está a nuestro alcance, de todos.


No hay nada, absolutamente nada en la Fuente de

  TODO LO QUE EXISTE, TODO LO QUE ES

Y TODO LO QUE EXPERIMENTAMOS,  

que el ser humano no pueda alcanzar a través de su mente


​​Dios es la dimensión de la Consciencia Universal

hacia la que evoluciona el ser humano


Mariposa libando una flor de cactus.

   Belleza es la experiencia emocional de la armonía universal frente a la manifestación energética que observamos.

Relación Energética y Funcional entre las Mentes de Dios y la del Ser Humano.

La mente de la especie humana es un subespectro de la Mente de Dios.

​La mente de cada ser humano es un "canal" de la mente de la especie (Dios, Consciencia Universal).

   El ser humano es parte inseparable, interactiva, pero aún mayormente inconsciente, de la Fuente de la que proviene; luego, la mente del ser humano es también parte inseparable de la Mente de la Fuente. 


   El proceso UNIVERSO sustenta al proceso SER HUMANO y su fenomenología energética y de vida estimula el desarrollo de su identidad consciente de sí misma; pero la función SER HUMANO no es una creación del proceso UNIVERSO sino que se halla contenida en el manto energético universal.

De una simple aplicación de nuestra vida diaria, el control de temperatura de una habitación,​ y sin necesidad de entrar en nada energético que no esté a nuestro alcance,

   A través de la mente humana podemos llegar, o mejor dicho, hacernos partes conscientes de la Mente de Dios e interactuar con ella directa, íntimamente.
   Más aún. 

   Sólo a través de la mente llegaremos a la Verdad, al Origen de TODO LO QUE ES, TODO LO QUE EXISTE, al Origen de Dios, el Universo y el ser humano. 

   El cuerpo de cada y todo ser humano sólo sustenta una parte o un subespectro, un “canal” de la Mente de la Fuente, de la Mente Universal o la Mente de Dios. Pero ese “canal” tiene la capacidad de crecer por su integración consciente a la Mente de la Fuente, integración por la que toda la Fuente queda a su disposición (Dios, Consciencia Universal). 

   Para Todos,
   creamos o no creamos en Dios,

   somos permanentemente estimulados por la Consciencia Universal a despertar frente a Ella.
   Nuestro arreglo de moléculas de vida, arreglo ADN, tiene la capacidad de demodular o decodificar los pensamientos primordiales por resonancia, por sobre-vibración de la estructura de Consciencia Universal de la que nuestra trinidad alma-mente-cuerpo es parte.
   La consciencia no reside en el arreglo biológico humano.

   El proceso SER HUMANO excita la Consciencia Universal.
   Dios es la dimensión de la Consciencia Universal hacia la que evoluciona el ser humano
.
   No importa si se cree en Dios o no, pero hablar de Él es hablar de nuestro origen, el que sea; es hablar del proceso energético real, innegable, del que somos resultado y del que tenemos su in-formación en nuestro propio arreglo energético.
   Así, teniendo la información del proceso ORIGEN en nuestra estructura trinitaria alma-mente-cuerpo que nos establece, define y sustenta como proceso SER HUMANO, es inevitable que tarde o temprano “despertemos” frente a esa información, a la presencia de Dios que está en el arreglo de las moléculas de vida, de las moléculas ADN que conforman el colosal sistema de resonancia con el que interactuamos con la dimensión Madre/Padre del pro-ceso ORIGEN, de la estructura de la Consciencia Universal de la que provenimos y que se re-crea a través de la especie humana universal, no sólo la de la Tierra.
   El llamado o la estimulación a nuestro “despertar” tiene lugar a través de un pensamiento que proviene de la Consciencia Universal, y nuestro “salto” o la trascendencia a otra dimensión de ella, a otro nivel de Consciencia Universal, sólo puede tener lugar por nuestra interacción íntima con ella a partir de ese llamado.
   Cualquiera que haya sido el mecanismo energético por el que llegamos a esta manifestación temporal en la Tierra, tenemos la información del proceso ORIGEN en nuestro arreglo energético que nos establece, define y sustenta como proceso SER HUMANO, en su componente esencial, primordial: en el alma. El alma es un estado de pulsación, de vibración del manto energético en el que estamos inmersos al que responde nuestro arreglo de moléculas de vida, de moléculas ADN.
   En el arreglo, en la distribución espacio-tiempo de nuestras moléculas ADN, tenemos la información para desarrollar nuestra capacidad racional para establecer y sostener las interacciones entre nuestra identidad cultural temporal y el alma a partir del reconocimiento del pensamiento primordial que nos estimula desde el proceso ORIGEN.
   Nuestra alma, siendo parte de la estructura primordial que nos establece y sustenta como una manifestación temporal del proceso SER HUMANO eterno, reconoce el pensamiento del proceso ORIGEN del que provenimos y es parte inseparable; y cuando la identidad cultural temporal del proceso SER HUMANO está lista, responde a ese reconocimiento del alma. Visualizaremos la conexión energética real que nos permite la interacción por la que resulta la consciencia de Dios a partir de este reconocimiento.
   La visualización del proceso ORIGEN del ser humano y de la vinculación energética que tenemos con él, eterna, inseparable, depende de nuestro reconocimiento de la estructura de pulsación, de vibración en el manto energético en el que estamos inmersos.
   Nuestra trinidad energética que sustenta el proceso SER HUMANO es un subespectro de la TRINIDAD PRIMORDIAL.
   La ESTRUCTURA TRINITARIA es la Trinidad Padre, Hijo, Espíritu de Vida de la Teología Cristiana.
   Reconocemos las estimulaciones primordiales, respondemos a ellas, e interactuamos con la dimensión Madre/Padre de la Consciencia Universal, a través de nuestro arreglo de moléculas ADN.
   Compartimos con Dios un subespectro del arreglo ADN primordial.

 Siendo Dios la dimensión de la Consciencia Universal hacia la que evoluciona la especie humana, Dios es también la referencia absoluta del proceso de desarrollo de consciencia que tiene lugar por las asociaciones de las relaciones causa y efecto del arreglo de identidad consciente de sí mismo.

   Tenemos una introducción a la estructura de control de desarrollo de la identidad temporal, cultural, en armonía con Dios, la referencia natural (El Celular Biológico); y tenemos el algoritmo primordial por el que se debe regir el control del proceso, algoritmo que se basa en el Marco de Referencia Primordial (El Origen de Dios, el Universo y el Ser Humano).  

El proceso SER HUMANO que tiene lugar sobre la estructura trinitaria, o configuración energética en tres dimensiones alma-mente-cuerpo, es un procesador de pensamientos que tienen su origen en varias fuentes, no sólo en su estructura de identidad temporal, cultural. 

pasamos al control de desarrollo de nuestra consciencia en armonía con el proceso ORIGEN, con sólo seguir las actitudes mentales primordiales. Estas​ actitudes conforman el "algoritmo natural de control racional" por el que se deben regir nuestras reacciones a todas las estimulaciones que llegan a la estructura de identidad temporal, cultural. 

La mente es una dimensión de la estructura de intermodulación o del "entretejido de señales" 

de la red espacio-tiempo del manto energético universal.

​   El reconocimiento de la estructura energética de la TRINIDAD PRIMORDIAL (para Teología) y del SISTEMA TERMODINÁMICO PRIMORDIAL (para Ciencia) nos permite llegar a, y explorar este componente (Origen de Dios, el Universo y el Ser Humano).